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martes, 25 de junio de 2013

“EL CAPITAL”: LA VISIÓN DEL PODER FÁCTICO


“El capital” es una película francesa de 2012, del director Constantin Costa-Gavras. La crítica no es buena. La trata de simplista, “didactista”, esquemática e infantilmente pedagógica. La puntúan entre dos y tres sobre cinco. En fin… creo que la crítica es acertada.

Sin embargo, dejando a un lado cualquier análisis de corte cinematográfico, literario, narrativo o incluso artístico, me quedo con dos puntos reseñables: primero, el protagonista, Marc Tourneuil (encarnado por el actor Gad Elmaleh), accede a la presidencia del primer banco francés, el Phenix, lo que le hace tomar plena consciencia de que su preocupación a partir de ese momento no será otra que la de mantenerse “vivo” en un mundo que nos es más que un campo plagado de minas; segundo, sólo importan el ego: no importan las personas como tal, ni tan siquiera el capital, sólo importa el uno mismo, y por ello las personas y el capital que rodean al ego no son más que elementos variables a usar al antojo del ego.

Mantenerse vivo en un campo de minas: esa es la preocupación de muchos altos ejecutivos de muchas compañías. Sobre todo de compañías maduras que se niegan la oportunidad de avanzar a innovar. Muchas empresas confían su presente y futuro a personas  cuya preocupación profesional es alcanzar un puesto; y una vez alcanzado, mantenerlo. No les importa el discurrir de la empresa, el desarrollo de las personas que la componen, ni  si reputación escrupulosamente profesional. Sólo desean mantener su posición de poder y dinero.

Sólo importa el ego: ¿qué más da quién haga qué en la empresa? ¿Aportan el resto de empleados algo al presidente? Incluso aquellos que te rodean en el ámbito personal: familia, amigos, vecinos… ¿Sirven a la causa de egoísta y egocentrista? Si la respuesta es “sí” el presidente contará con ellos. Si la respuesta es “no”… la persona será un pañuelo de papel

La película pone de relieve la el uso fáctico del poder  al antojo de la persona y no de la causa empresarial;  como dice la crítica “infantilmente”, desde luego,  pero de forma clara y rotunda.  Esto apunta directamente a la falta de respeto y responsabilidad de los dirigentes empresariales, y como consecuencia, a la causa de los fracasos de muchas empresas. Afortunadamente, otras muchas empresas, muchísimas, trabajan buscando justo lo contrario: el éxito económico desde la visión de futuro, de colaboración entre las personas con talento y vocación, sin considerar las minas del terreno ni el ego como espíritu motor.

“El capital” es una buena película. Merece la pena verla.

Hazlo y luego dime qué opinas.