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miércoles, 4 de julio de 2012

HIMNO DE ESPAÑA

Si echamos un vistazo a las diferentes letras de diferentes himnos oficiales de diversos países comprobaremos que todos comparten los mismos valores: orgullo, luchar, unión, futuro, gloria, Dios, Señor, enemigos, despertar, sueño, muerte, levantarse, armas, libertad...
Todas las letras de himnos vienen a poner de relieve la grandeza del país en cuestión, todos tratan de ensalzar el orgullo de su población, la preparación y casi predisposición a la lucha en defensa del territorio, todos pretenden instigar a sus conciudadanos para que estos miren al futuro y vean la gloria que sobre ellos caerá en el bien común. Incluso muchos himnos vitorean al Señor Dios.
Valores y proclamas paradójicas en los tiempos que vivimos.

¿Es la música un arte, para muchos el primero de todas las artes? Indudablemente sí. La música en sí misma, sin que esté acompaña de ninguna letra, bien trazada, bien orquestada, se encuadra en lo bello. Y cuando esta es máxima, pertenece a lo sublime.

Si la buena música, orquestal, pertenece al estrato superior del ser humano, y las letras, todas, ensalzan y animan a lo mismo cualquiera que sea el territorio, ¿por qué nos obsesiona no tener letra en nuestro himno nacional español? ¿No es más bello emocionarse ante el sentimiento musical fruto de oírlo, de escucharlo desde la niñez? ¿No se alcanza el plano de lo sublime con la identidad nacional patriótica de lo instrumental sin necesidad de letra? ¿No es mayor la personalidad de quien no necesita explicitarla con oraciones?

¿Por qué los españoles queremos letra en nuestro himno? En la historia de la actual Marcha Real ha habido diferentes intentos, conatos, aproximaciones a letras, ninguna oficial en ningún momento. La característica de todas para que ninguna fuera definitivamente oficial ha sido siempre el sesgo político. Y es que España es diversa, plural, rica en cultura, idiomas, tradiciones, folclore, historia... y esto conlleva intrínsecamente la dificultad de aunar tanta riqueza con la palabra. La palabra es libre en su interpretación, pero limitada en su capacidad expresiva, y esto permite que cada uno de los españoles pueda estar en legítimo desacuerdo con dicha letra. En cambio, la música sola... es bella, y el caso del himno de España... sublime.

El ya famoso “Lalalalalala...” tan cacareado gracias a los éxitos deportivos que vive España de forma consecutiva en múltiples deportes desde hace años (fútbol, baloncesto, tenis, ciclismo, fórmula 1, motociclismo, balonmano...) pone de manifiesto precisamente lo que cualquier himno trata con su letra: unir a la masa de gente bajo una misma idea que es el sentimiento de pertenencia nacional. Además, el “Lalalalalala...” contiene la fuerza de impregnarse en todos, sea la clase y condición social que sea quien lo tararee.

Y sin esta singularidad verbal, sólo la música oída, escuchada... es sublime.

Y tú, ¿qué piensas?

jueves, 21 de junio de 2012

¿LA SOCIEDAD ES ON-LINE?

Desde el presente soporte on-line, en línea, internet o entre redes, escribo para mirar al futuro y preguntar ¿somos las personas y por lo tanto es la sociedad digital o de carne y hueso?

Actualmente, en un momento en el que decimos "todo cambia", "todo va muy deprisa" debido a un ingente uso doméstico de la tecnología, me gusta pararme y pensar algo tan esencial como la materia de la que estoy hecho. Sí, la materia. Porque yo no soy virtual. Ni virtual es el soporte en el que me estás leyendo. Todo es real. El soporte... sí, llamémoslo digital, virtual, on-line... pero es real. La forma del contacto, ¿es diferente por el soporte que lo contiene? Sí, pero al final... es real.

En un rato me iré a la cama, dormiré, al amanecer me levantaré y desayunaré. Y todo habrá sido real. Y real será el coche que conduzca para ir al trabajo, y el diésel para que este siga funcionando.

Y lo más importen, real será el contacto con las personas con las que mañana interactuaré para desarrollar mi trabajo, mi producción rentable para mi compañía.

¿Por qué tratamos de desviar la atención de la forma al contenido? ¿De verdad los usos de las personas reales serán en virtud? Yo creo que no. Diferentes sí. Hoy vivimos muy diferentes en la forma a como lo hicieron nuestros padres, abuelos y bisabuelos, pero la base de las conductas es la misma. La pirámide de atenciones (alimento, hogar, conocimiento... dinero y poder) es la misma. ¿La virtualidad en el soporte, en la forma, va a alterar la esencia del contenido? Creo que no.

Por esta razón básica considero que si bien "el medio es el mensaje" y las formas afectan a la percepción y entendimiento del contenido, este, el mensaje, si es esencial, real, de carne y hueso, producto de la reflexión, el contraste, la razón, también de la emoción... será más incisivo y penetrará más y mejor en el receptor. Por ello, el soporte digital sin definición no sirve de nada. Parece obvio, pero muchas compañías, muchos managers pierden de vista este sentido y son arrastrados por la fuerte corriente de lo virtual. Se olvidan de sus responsabilidad como comunicadores en términos de expertos en comunicación y marketing.

Estamos ante un nuevo soporte, de corte audiovisual, de generación de feedback on-time, pero un soporte al fin y al cabo. Lo digital, lo virtual, no configura el mensaje en sí mismo. Somos las personas quienes lo hacemos. Aunque incluso la penetración del uso digital llegue a ser del 100% (que en años cercanos llegará, sin duda), el mensaje pertenece al productor de la comunicación, no al ingeniero del soporte.

¿Qué el soporte ofrece nuevas formas de impactar el mensaje? Sin duda. Recuerdo: "el medio es el mensaje", pero este mensaje no nace de la tierra regada por la lluvia.

Los expertos y responsables de la comunicación informativa y comercial de empresas, instituciones y gobiernos deben ahondar en su potencial creador de mensajes y medir los soportes a utilizar sin caer en la tentación de lo virtual como más rentable por se moderno, nuevo, cambiante y rápido.

Y tú, ¿qué piensas?

jueves, 7 de junio de 2012

22 PREMIOS NOBEL Y LA CUOTA DE RESPONSABILIDAD

El pasado 5 de junio la prensa publicaba la noticia de la declaración del jurado de los premios Jaime I, entre los que están 22 premios Nobel. En esta ocasión, este jurado ha abogado por al importancia de la inversión en I+D+i y se lamentaba de los recortes presupuestarios precisamente en estas partidas.

El manifiesto del jurado decía, según recoge la prensa, que “la negligencia ha sido una de las raíces de la crisis económica actual” achacable a “toda la sociedad”; “todos han intentado conseguir lo máximo posible con el menor esfuerzo posible”; el jurado apela para salir de la crisis a “un mayor reconocimiento a la ética, al emprendimiento y al valor del esfuerzo y la responsabilidad”.

La responsabilidad, ¿no es esta una de las letras, la R, de la CRISIS? La responsabilidad, ¿no es cierto que podríamos resumir toda la crisis actual en el ejercicio de falta de responsabilidad por parte de gobiernos, instituciones, organizaciones no lucrativas, instituciones financieras, empresas, familias, otros colectivos y por supuesto las personas que configuran cada uno de estos estamentos? Yo creo que sí. Pero, ¿todos en el mismo grado? ¿La cuota de responsabilidad sobre lo pasado, lo actual y lo futuro es igual para todos en todos los casos? Yo creo que no.

La Sociedad, en su interpretación más amplia, abierta y laxa, es responsable de lo ya hecho, de lo que en este instante hace, y de lo que queda por hacer, pero cada componente individual no tiene la misma cuota de responsabilidad de cada una de las acciones.

El contrato del producto financiero denominado participación preferente explica las condiciones para ambas partes que firman. La lectura del mismo por la parte contratante es clave. Pero ante el interés por cobrar un bonus por parte del directivo de la compañía que vende este producto, ¿es el mismo cliente aquel que es ilustrado, formado y que debe leer todas letras antes de firmar, que aquel señor mayor que seguro que sabe leer, pero no entender ciertos lenguajes financieros? No quiero caer en la demagogia, pero ante las noticias de estos días en las que la fiscalía estudia hasta cinco posibles casos de delito penal en la configuración de Bankia, entiendo que lo que quiero decir no es demagógico, sino simplemente el reflejo de la falta de responsabilidad, en este caso del sector financiero, al poner en circulación productos “defectuosos”, con plena consciencia, pero sin manifestar éstas con claridad en virtud de desarrollar responsablemente su función económica que es ganar dinero, por supuesto, con la venta rentable, lo más rentable posible, por supuesto, de productos no defectuosos, (y esto también debe estar por supuesto). Aquí está el matiz, la diferencia, la consideración responsable.

Si una compañía automotriz fabrica un coche y sabe que a partir del kilómetro 10.000 al vehículo le fallan los frenos con una altísima probabilidad, aun avisando al posible cliente, ¿por qué lo pone a la venta? Porque si alguien lo compra sin ser avisado, y sin leer las letras del contrato donde quizás se haga referencia a esto, ¿quién falta su responsabilidad? Ambos, aunque no en todos los casos con cuotas de responsabilidad igual.

Por lo tanto, ¿todos los estamentos son igualmente responsables ante la actual CRISIS? Gobiernos, empresas, finanzas, familias... ¿todos son responsables en la misma proporción? Claramente no. Por lo tanto, debemos exigir la proporciones de responsabilidad que cada uno tiene.

La cuestión es que a pesar de las extremas circunstancias que vive la Sociedad, siguen sucediéndose casos de importante falta de responsabilidad por parte de todos, y de unos estamentos más que de otros.

Hasta que no evolucione esta conciencia, no saldremos de esta CRISIS.

Y al respecto de esto, el jurado de los premios Jaime I dijo también: “Si vamos a salir de esto, todos debemos trabajar; no puedes esperar a que llegue alguien con un milagro”. Tenemos que movernos cada uno individualmente, sin esperar que nadie nos mueva, ejerciendo nuestro deber responsable y aspirando a progresar y por lo tanto evolucionar (y esto implica ir a mejor, ¿quién quiere ir a peor?). Si cada uno ejerce su deber responsable (el padre en su familia, el amigo en su grupo de colegas, el profesional en su andamio o en su oficina, el directivo en su comité, el presidente en su Gobierno estatal o empresarial, etc.) más pronto que tarde saldremos de la crisis, y cada cual mejor o peor en función del esfuerzo, trabajo, consciencia y responsabilidad ejercidos.

Y tú, ¿qué piensas?

miércoles, 30 de mayo de 2012

LA CRISIS QUE VIVIMOS

En estos tiempos que corren, Albert Einstein resulta un personaje muy al uso de todos aquellos que reflexionamos sobre la CRISIS. El genio dijo muchas cosas interesantes al respecto de la CRISIS: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”; “Quien supera la CRISIS se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’””; “La verdadera CRISIS es la CRISIS de la incompetencia”;  “Sin CRISIS no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía”; “Sin CRISIS no hay méritos”; “Hablar de CRISIS es promoverla, y callar en la CRISIS es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro”.
Fuera de este discurso sobre la CRISIS, Albert Einstein registra entre otras la cita siguiente: “No entiendes algo a menos que seas capaza de explicárselo a tu abuela”.

CRISIS. ¡Qué palabra! Pero realmente ¿sabemos qué es la CRISIS? ¿Qué significa? ¿Por qué estamos en CRISIS?
La Real Academia Española (RAE) define: crisis. (Del lat. crisis, y este del gr. κρσις). 1. f. Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente. 2. f. Mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales. 3. f. Situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese. 4. f. Momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes. 5. f. Juicio que se hace de algo después de haberlo examinado cuidadosamente. 6. f. Escasez, carestía. 7. f. Situación dificultosa o complicada.

Tratando de entender, CRISIS es cambio. Cambio difícil, quizás traumática, hacia otro estado.
Pero, ¿es malo el cambio? Creo que no. Creo que es bueno. ¿Y hacia qué estado? ¿Hacia uno mejor, hacia uno peor? Eso no lo sabemos. Ahora bien, naturalmente debemos desear cambiar hacia mejor.

Por lo tanto, la CRISIS es cambio, durante el cual se cruza por una situación traumática, para llegar a otro punto deseablemente mejor. Sin CRISIS no mejoramos. Aunque con CRISIS podríamos también empeorar. En este punto es donde entra en juego la reflexión final de Einstein: “trabajemos duro” para sacar provecho de la CRISIS.

¿Cómo entramos en CRISIS? El proceso crítico puede ser individual o colectivo, y obedece a motivaciones de diversa índole, de tantas como caras tiene el ser humano individual y social. La CRISIS que vivimos, en efecto, está desencadenada por múltiples motivos. Quizás el más importante sea el económico, pero hay más. Y la propia palabra CRISIS los recoge:

C de cambio, de comportamiento de las personas ante ellas mismas.

R de responsabilidad: esta es la primera razón de ser. Individuos, colectividades, instituciones, empresas, gobiernos... cada uno en una medida distinta hemos faltado a la responsabilidad de los diferentes quehaceres durante los últimos 15 años. Y seguimos faltando.

I de industria: la producción, el trabajo, lo tangible. ¿Qué progresos tangibles ha desarrollado el hombre en estos años de los cuales ahora se beneficie la sociedad? ¿Es un avance humano el producto financiero especulativo?

S de sociedad. La sociedad, las personas en su condición de persona, y no de número, ¿en qué rango de importancia han estado frente a valores nada loables como la avaricia, la codicia, la envidia?

I de innovación. ¿Qué hay nuevo hoy en el arranque del Siglo XXI frente al final del pasado Siglo XX? ¿Los individuos, los colectivos, las instituciones, las empresas, los gobiernos hemos creado novedades con el objetivo de evolucionarnos? ¿O por el contrario hemos vivido el presente más egoísta y cercano posible sin atender a la responsabilidad futura?

S de seguridad. La falta de responsabilidad nos ha llevado y nos lleva a una situación general de mayor inseguridad vital.

Durante demasiado tiempo, todos, en diferentes medidas, hemos faltado a la responsabilidad de cumplir correctamente con las funciones encomendadas: un buen gobierno político, un buen gobierno corporativo empresarial, un buen gobierno familiar... en las vertientes económica, social, cultural...

Como conclusión, creo que estamos inmersos en un cambio hacia un punto que aún no visionamos, producto de la irresponsabilidad, y por lo tanto excesiva y extremadamente dramático.

Pero es una CRISIS, es decir, un cambio, no un fin. Ahí radica la clave del éxito de esta CRISIS: si reconocemos que el cambio es bueno siempre que nos lleve a un punto mejor y trabajamos pensando que podemos (incluso diría que debemos) llegar a ese destino, lo conseguiremos. Y para conseguir cosas buenas nunca es tarde.

Desde aquí trataremos de escribir, de analizar, de poner en común aquellas cosas que están sucediendo con la intención de discernir ese “rumbo a mejor”.  Consideraremos la Economía, la Política, al Empresa y la Comunicación. Otras cuestiones de tipo psicológico, religioso, espiritual, si bien son fundamentales en intrínsecos al ser humano, deben ocupar otra esfera diferente a este blog, aunque podremos integrarlas cuando sea pertinente.

La CRISIS es cambio; controlemos la CRISIS, aprovechemos el cambio hacia un destino mejor. ¿Por qué no? ¿Quién lo prohíbe? ¿Qué lo impide? ¿No debemos ser mejores cada día?

Y tú, ¿qué piensas?